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Teoría del Capital Social

Aspecto social del Diseño Urbano (V)

11 de noviembre de 2019

El Banco Mundial distingue cuatro formas de capital:

1. El capital natural se refiere a los recursos naturales de un país;

2. Capital construido, se trata de infraestructura, bienes, situación financiera;

3. Capital humano, se refiere a los niveles de salud, nutrición y educación;

4. Capital social, se describe como el grado de confianza que existe entre los actores de la sociedad; también se refiere a las características de la organización social, como la confianza, las normas y las redes que pueden mejorar la eficiencia dentro de la sociedad al facilitar acciones coordinadas. Al igual que otras formas de capital, el capital social es productivo, haciendo posible el logro de ciertos fines que no serían alcanzables en su ausencia.[1]

Según Robert Putnam, sociólogo estadounidense, también se trata de las normas del comportamiento cívico y el nivel de asociatividad, la fuerza del tejido social, las actitudes positivas con respecto a los comportamientos cívicos, como cuidar espacios públicos o pagar impuestos. La asociatividad se relaciona con la capacidad de crear un entorno cooperativo, redes y sinergia; juega un papel decisivo en el rendimiento económico, una mejor calidad del gobierno y la estabilidad política. James Coleman, sociólogo estadounidense, dice que la teoría tiene dos aspectos: el Individual, que se refiere a la capacidad de integrarse y establecer relaciones positivas; y el Colectivo, que podemos ver por ejemplo, en una comunidad donde hay un acuerdo de no agresión que resulta en un ambiente seguro y en el orden público.

La Porta, López de Silanes, Shlerfer y Vishny (1997) pusieron la teoría de Putnam a prueba en varios países, y sus análisis mostraron una conexión entre el grado de confianza existente en una sociedad y factores como la eficiencia del sistema legal, la ausencia de corrupción, la calidad del servicio público y el cumplimiento de las obligaciones tributarias. Kawachi, Kennedy y Lochner (1997) realizaron un estudio sobre las relaciones entre el capital social, equidad y salud pública. Descubrieron que las personas con menos contactos sociales tienen una menor esperanza de vida; una sociedad socialmente cohesiva que facilita los contactos interpersonales es un factor fundamental en la salud pública. También introdujeron el grado de desigualdad económica en el análisis y encontraron que cuanto más alto es este nivel, menor es el nivel de confianza que los ciudadanos tienen entre sí, ya que la desigualdad reduce el capital social y esto afecta la salud.

El capital social es particularmente importante para los pobres como mecanismo de supervivencia. En ausencia de otros activos, los pobres dependen de sus relaciones, asociaciones y redes para sobrevivir en el día a día; por ejemplo, compartir y trabajar en reciprocidad, dinero en efectivo, comida, información, amistad y apoyo moral.[2]

Las sociedades con valores negativos como el individualismo, la indiferencia hacia el destino de los demás, la falta de responsabilidad colectiva, la falta de interés en el bien común, la búsqueda del enriquecimiento personal como valor central y el consumismo, tienden a promover la disminución de la cohesión social y conducen a la corrupción.

El capital social es el objetivo subyacente en la creación de espacios urbanos. Las teorías urbanas contemporáneas comparten la visión de crear una ciudad habitable y sostenible, que pueda unir a la gente y ayudar a desarrollar su sentido de comunidad y espacios de alta calidad. Teóricamente, los diseños de vecindarios más propicios para promover el capital social son aquellos de uso mixto y orientados a los peatones, porque permiten a los residentes realizar actividades cotidianas (ir de compras, ir al parque, llevar a los niños a la escuela) sin utilizar un automóvil.

Permitir que las personas lleven a cabo sus actividades diarias a pie les permite interactuar entre ellos, la interacción espontánea genera un sentido de familiaridad que la mayoría de las personas encuentran reconfortante a lo largo del tiempo, ayuda a fomentar una red de respeto y confianza, y es un recurso importante en tiempo de necesidades personales o colectivas.[3]

[1]Rakodi, Carole.; Lloyd-Jones, Tony - "Urban livelihoods: a people-centred approach to reducing poverty", 41

[2]Rakodi, Carole.; Lloyd-Jones, Tony - "Urban livelihoods: a people-centred approach to reducing poverty", 134

[3]Jacobs, The Death and Life of Great American Cities., 56.