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Urbanismo Social

Aspecto social del Diseño Urbano (III)

14 de octubre de 2019

2. Urbanismo Social

En los años ’90, Medellín era considerada la capital mundial de los asesinatos, con cárteles de la droga dominando los barrios pobres de la ciudad y personas viviendo entre la violencia y el miedo. Entre 1990 y 1993, 6000 personas fueron asesinadas cada año. Quince años después, con el Intendente Alonso Salazar a cargo, había un 90% menos de crimen y se había convertido en una ciudad modelo.[1] El objetivo de este estudio es analizar cómo Medellín tuvo una mejora tan grande en sus fortunas y qué papel jugó el diseño urbano en ese proceso.

En los años 60 y 70, hubo una disminución en el precio del café y el auge de la mano de obra barata en Asia provocó un declive en la industria colombiana, lo que provocó una migración masiva del campo a la ciudad. De 1952 a 1977, la población creció de menos de 300,000 a 1.300.000 habitantes. Hoy en dia, de los 2,7 millones de habitantes de la ciudad, alrededor de la mitad viven en asentamientos informales en las colinas.[2]El gobierno ignoró el desplazamiento, lo que provocó que las personas establecieran Comunas (término local para un asentamiento informal) en un marco de informalidad e ilegalidad.

En 1992, la muerte de Pablo Escobar, el líder colombiano de los cárteles de la droga, dejó a sus secuaces libres para formar nuevas pandillas, lo que llevó a la población a formar una Milicia radical para "protegerse", creando una lucha constante por el control de las comunas contra los paramilitares de derecha que se organizaron para establecer la ley y el orden, generalmente mediante la represión. Las peleas resultaron en masacres.[3]

Las consecuencias inmediatas en la esfera social fueron la erosión del capital social, humano y físico. El resultado de esta sensación de incertidumbre afectó el desarrollo económico, las personas ya no se sentían entusiasmadas con el futuro, dejaron de hacer planes e invertir en negocios. La consecuencia urbana más notable fue la segregación y la fragmentación del espacio; los residentes optaban por usar sólo las calles que se sentían seguras para ellos, el transporte se volvió limitado, los taxis evitaban los barrios de clase trabajadora y la parte norte de la ciudad se convirtió en una zona prohibida.[4]

A mediados de la década del ‘90 la sociedad estaba ansiosa por cambiar. Se hicieron varios esfuerzos para cambiar la cara de las áreas en conflicto: la ONU financió un programa para proporcionar infraestructura básica a los barrios marginales (1995), como agua corriente, caminos y saneamiento; y en 1998 se definió un nuevo plan de uso del suelo urbano.[5]

En el 2004, Sergio Fajardo, un profesor de matemáticas ganó las elecciones municipales. Él creía en el poder de una comunidad para efectuar un cambio radical cuando se involucra en el proceso político.

El plan era atacar:

1. La desigualdad, mediante la construcción de escuelas y bibliotecas con el programa "Medellín, la más educada";

2. Violencia, con espacios públicos que ofrecen a los ciudadanos la oportunidad de reconectarse;

3. Corrupción, al no participar en alianzas políticas que pudieran socavar su capacidad de conducir el gobierno.

Nació un nuevo paradigma en el urbanismo, el Urbanismo Social (un concepto y estrategia ambiental desarrollado por la Academia de Medellín), que se hizo famoso por ser un tipo de intervención urbana que promueve una visión integral sobre la diversidad de actores. Comprende el desarrollo urbano, la cohesión social e institucional, lo que significa que no solo los planificadores deciden el destino de la ciudad, sino que la participación de la comunidad y la sociedad civil se reúnen para tomar decisiones importantes; y la infraestructura es un medio para un bien mayor: la mejora del capital social.

[1] Justin McGuirk, Radical Cities: Across Latin America in Search of a New Architecture, 231.

[2]Ibid., 232.

[3]Fractured Cities : Social Exclusion, Urban Violence and Contested Spaces in Latin America, 59–60.

[4]Ibid., 64.

[5]Justin McGuirk, Radical Cities: Across Latin America in Search of a New Architecture, 235.